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martes, 16 de mayo de 2017

Ciclocross de Primavera

Es duro ser novato en Castro Barbudo y aguantar el aguacero en el alto do Castro sólo se compensa siendo parte de una jornada épica de ciclismo, con el barro como elemento principal, la loca entrega de los ciclistas y la exigencia de un circuito tan duro como atractivo.
"Corre que chove"
Antes de mi estreno en el circuito de Rianxo, todo el mundo me comentaba que este era un trazado diferente: marcado en gran medida sobre una pista de car cross, con mucha piedra y con unos antecedentes en sus cinco ediciones previas más dignos de un combate de boxeo. Un diseño técnico al que literalmente se debían enfrentar los ciclistas y en el que el sol puede asarte vivo o la lluvia aguarte la fiesta. En esta edición tocó lo segundo para dificultar las subidas (sin tracción) y complicar las bajadas (sin frenos). A lo loco.
Los chaparrones y el viento que me recibieron poco después del mediodía. Menos mal que los de Maceda que son de buen comer me ofrecieron empanada y cervecita, un alimento terrenal y agradecido que pone buena cara al mal tiempo. La presencia de Luz (resguardada en su paraguas del Orgullo Fotográfico) también ayuda porque todos sabemos que dejará una amplia constancia gráfica de lo que allí suceda y me ahorrará descripciones en este blog; y porque una prueba con la presencia de Pirucho Pequeño es más carrera.
Plantado en la salida me sorprendió lo rotundo del entorno, la salvaje amplitud de la línea de salida, el color del suelo, las vistas entre la bruma,... el espíritu de los Celtas aún se siente en este Castro.
Dos salidas programadas con un importante incremento de agua que sacó a la luz carencias como la de no poder contar con un plan b organizativo si la circunstancia lo requiere. Porque marcar horarios y ajustar al máximo el calentamiento de los ciclistas impide tomar decisiones que se barajaron en Taragoña como la de realizar una única salida con todas las categorías juntas y así evitar el empeoramiento del tiempo anunciado a media tarde.
Sin la capacidad predictiva de la Formula 1 que avisa de la presencia de lluvia en cada punto de un circuito, los de Castro Barbudo se encomendaron al pronóstico del bateeiro local mientras los ciclistas se lanzaron a la aventura del barro como si fuera un ciclocross primaveral y los seguidores a pertrecharse bajo los paraguas.
Numerosas ausencias en la prueba dada la coincidencia de fechas con otras citas con puntos UCI en juego (Feijoo, Canal, López,..) además de corredores/as que por diferentes problemas no se desplazaron (Cañamero) o de última hora por simple respeto a tener que vérselas con el recorrido.
En la primera manga, y tras la decisión de reducir en una el número de vueltas, se midieron las categorías de cadetes y master 40, 50 y 60. En esta reconozco que erré en el anuncio del numero de vueltas al indicar dos a la cabeza de la categoría cadete cuando era la última y que propició que la estrategia de Marco Nube (Maceda) se viera alterada cediendo una posible victoria. Sólo puedo decir que lo siento y hago propósito de enmendar estos error.
Entre los más mayores, una victoria para Manuel Gómez (Bici Verde) que sacó su lado más "curricho" para enfangarse en el barro y estrenar su casillero de triunfos esta temporada superando a José Ramón Castelo (Castro Barbudo) que no pudo ser ganador en casa pero defendió el maillot de líder del Open. El incombustible Oscar Lorenzo (Bici Verde) cerró el podio de la categoría. Los master 50 que son de los que más disfrutan de las carreras y en Rianxo sólo hacía falta ver la cara de Francisco J. Eiras del Barbanza al terminar la prueba para saber que era una jornada divertida no sólo porque estuviera corriendo en casa.
Alex Trasbach (Guerciotti) volvió a imponerse en master 40 y no dio opciones a nadie. Se fue por delante y ni siquiera Beni Gestal (Caimanes) pudo seguirle ni con la vista. Miguel Eiras (Caeiro) que corría en casa se subió el tercer puesto del cajón.
Ringo Deza (Corbelo) no le llegó la prueba que al día siguiente se fue a hacer una competición atlética,... así no hay cuerpo que aguante.
En cadete la victoria fue para Jorge Fernández (Coruxo) que aventajó en apenas 4 segundo al confundido Marco Nube (Maceda) y Roi López (Compostela) tercero acusando el esfuerzo de la primera vuelta. En esta categoría también volvieron a brillar Xoel Montes (Avanza) e Iván Cadaveira (Caimanes) que ya se plantearán tomar parte en la temporada de ciclocross.
Cerraron las carreras de la primera manga las dos cadetes, Andrea García (Cambre) y Aida González (Maceda) ya que no tomó la salida Antia Martínez (Maceda) y su compañera Noela ni siquiera se desplazó a Rianxo (toca estudiar que es lo más importante).
Si el circuito despertaba el recelo (y el respeto) por parte de los ciclistas ante el aumento de la lama y la progresiva desaparición de las roderas, la cosa se ponía más complicada con el lógico deterioro provocado por la primera entrega de la prueba. No era momento de arriesgar porque las caídas eran moneda de cambio en cada exigencia que se encontraban.
En este terreno el primero en mover ficha fue Samuel González (Salvaterra). El Campeón de Galicia de ciclocross se maneja a la perfección en el barro y puso en apuros a Manuel Parada (Barbanza) y a otro ciclocrossero como Adrián Valverde (Rías Baixas). Vuelta tras vuelta, Samuel se exprimió a si mismo y exigió a Parada quien tuvo que sacar toda su experiencia para dosificar esfuerzo y aguardar el momento de recortar diferencias y ponerse por delante a falta  de una vuelta.
Jorge Punzón (Fundación O Pereiro) volvió a pelear por el podio y Raul González y Roman Saa (Maceda) firmaron tal vez su mejor carrera de esta temporada.
El junior Adrián Barros (Coruxo) ganó y convenció una vez más. Hará falta saber su rango de mejora y cuanto podrá prolongar o gestionar su actual estado de forma. Por el momento esta de dulce y estamos hablando de un junior en su primer año.
Pese a la escasez de participación, la representación femenina se entregó con solvencia a un circuito demoledor en el que  Alba Arias (Arteixo) en junior, Zaida González en sub 23 y la siempre festiva Nuria Senra (Eskornabois) fueron las triunfadoras.

Espectáculo Lustres
No sería completo acabar este resumen sin referirme a Manuel Lustres (Barbanzabike), el biker local más habituado al descenso que se acercó al circuito de Castro Barbudo para disputar su primer rali de la temporada. Como es hombre de DH y Enduro, se presentó con una peculiar bicicleta amnistiada del desguace a la que el manitas de Lustres dio un mano de pintura al hierro, mantuvo sus pedales (los automáticos son una mariconada) y personalmente se enfundó para la cita toda la ropa de manga corta que tuviera. De esta guisa salió a medirse a sus compañeros.
En la segunda vuelta sufrió un pinchazo en la rueda trasera así que, ni corto ni perezoso, se lanzó corriendo ladera arriba para recoger una de recambio en la furgoneta y reparar en la zona técnica.
Pura fuerza de cuadriceps, dientes apretados y encorvado cual jorobado sobre aquel vehículo más híbrido que las costuras de Franquestein, dispuesto a completar la carrera. Y lo hizo, para recibir el sonoro aplauso del público que lo admira asombrado por sus proezas. Lustres respondió permitiéndose el lujo de entrar haciendo un caballito con una mano. ¡Menudo fenómeno!.
Al verlo finalizar en el Monte del Castro pude constatar que la estirpe de los Celtas aún esta muy viva.

CLASIFICACIONES COMPLETAS

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